La educación es un derecho al que todas las personas tienen derecho de acceder, sin importar el género, raza, el idioma que hablen, su lugar de origen o la condición económica. La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés) lo tiene como uno de sus objetivos centrales y lo liga con fuerza a la Declaración Universal de Derechos Humanos, en vigencia desde 1948.
Se trata de garantías que cualquier persona posee desde su nacimiento para poder lograr un desarrollo personal, familiar y con la sociedad, con la oportunidad de crecer y vivir una vida plena. Sin embargo, lo cierto es que en el mundo son millones de niños y adultos que no gozan de un acceso a la educación debido a que los recursos económicos no son suficientes o su entorno social y cultural resulta limitado.
A lo largo de la historia, la educación ha resultado una herramienta para que algunos infantes o adultos en situación marginal salgan de la pobreza e incluso sean partícipes para mejorar la calidad de vida de sus respectivas comunidades, pero hay otros muchos más que, pese a tener el deseo de trascender y la capacidad para hacerlo, ven limitadas sus posibilidades debido a que no cuentan con el apoyo suficiente para cumplir sus sueños o resolver las dudas que surgen a esta edad. El talento y la capacidad se encuentran en todos los lugares, incluso en aquellos donde muchos no se lo imaginan, pero no son pocas las veces en las que pasa desapercibido debido a la falta de apoyo.
De todo el planeta, África es el continente que presenta la mayor cantidad de problemas en lo que educación se refiere. El bajo número de escuelas, infraestructura en condiciones deplorables y un bajo número de profesores son los principales obstáculos a los que se enfrenta la niñez africana para acceder a la educación. A esto se le suma la crisis económica que tiene sometido al continente desde hace años, provocando que muchas instituciones educativas estén deterioradas o sean utilizadas para otros fines por necesidad. Del otro lado, los estudiantes no la tienen fácil, al hacer trayectos de kilómetros para asistir a escuelas con sobrecupo y que en muchas ocasiones no cuentan con los recursos suficientes para satisfacer la demanda educativa.
Pero este es un caso que no solamente sucede en África. Hay países latinoamericanos como México, con una considerable variedad de etnias en su territorio, cada una de ellas con identidad propia y lenguas también luchan día a día contra las desigualdades, la falta de oportunidades y los recursos limitados para tratar de trascender.
Es por eso que instituciones internacionales y organizaciones no gubernamentales han unido fuerzas para apoyar en las regiones más marginadas de África y donar los recursos necesarios para que los sueños de los alumnos para ser ingenieros, doctores o docentes no se vean truncados por las limitantes socioeconómicas. Un ejemplo claro es la unión de EF English Live y la ONG Imibala Trust, que recientemente llegaron a Ciudad del Cabo en Sudáfrica para apoyar con útiles escolares y uniformes que permitan que los niños sientan identificación y se motiven a seguir aprendiendo, con cursos que van desde las matemáticas hasta la enseñanza del idioma inglés.
A través de profesionistas voluntarios y recursos didácticos, las ONG lideran una cruzada para aportar su granito de arena y no se estanquen las esperanzas de los niños para mejorar sus condiciones de vida, las de su familia e incluso las de las personas que lo rodean. Y es una tarea en la que también se deben respetar las costumbres y creencias de las regiones en las que se encuentran, haciendo de ésta una labor que exige una máxima preparación por parte de los involucrados a todos los niveles.
La tarea no es sencilla, pero requiere un apoyo en conjunto para que más personas tengan acceso a la educación, un derecho que pese a que todos deben tener, lo cierto es que la marcada desigualdad entre países de primer y tercer mundo es uno de los principales obstáculos por los que muchas personas han puesto manos a la obra para tratar de marcar una diferencia y permitir que el talento no se frene bajo ninguna circunstancia.
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